lunes, 26 de julio de 2010

Homenaje al flaco

Homenaje a Juan Carlos Valerón, genio infravalorado y opacado por las nuevas generaciones. Jugador grande, no tan bueno como Riquelme, años luz mejor que Guti y, mínimo, al mismo nivel que Xavi. Quizá mejor. Hoy recordamos su última gran exhibición en Champions League, ante el Milan de los Inmotarles.

El fútbol, que es dominado por los grandes futbolistas, y estos normalmente están donde está el dinero, a veces regala equipos pequeños que compiten en el máximo nivel jugando al fútbol. En los últimos 10 a 12 años, el fútbol español ha regalado varias de esas joyas de coleccionista, muchas de ellas con el Bonus Track de tener a un jugador grande entre sus filas. Uno de ellos fue el EuroDepor de Juan Carlos Valerón.

Este escrito no tiene como intención un análisis detallado ni de aquel gran conjunto ni de la eliminatoria que tomaré como referencia para homenajear al flaco, sino que será simplemente eso, un homenaje a un futbolista grande que tuvo la mala (O buena, quien sabe) fortuna de recalar en un equipo pequeño cuando su talento obedecía a las más grandes camisetas.

Milan 4 – 1 Deportivo

Se jugaban los cuartos de final de la Champions League 2003/2004 y el EuroDepor visitaba a un viejo conocido de la pasada Champions: El campeón defensor, los inmortales de Carlo Ancelotti en todo su esplendor.

Ancelotti hizo uso de su equipo habitual, salvando el cambio Nesta por Costacourta, mientras el equipo de Javier Iruteta salió al escenario sin Diego Tristán, titular teórico, y sin Victor, esto último provocó un cambio en el dibujo, pasando a un rombo en la mitad de la cancha y sin nadie ocupando la zona derecha del ataque. El Depor presentaba un equipo, por lejos, más modesto que el rival, que, comandados por Maldini, Cafú, Pirlo, Seedorf, Kaká y Shevchenko, gozaba de una de las plantillas más talentosas de los últimos 20 años. Y, a pesar de todo, Valerón logró que el Deportivo fuera superior durante casi todo el primer tiempo.

Sin un extremo derecho en el campo, la zona derecha del ataque gallego tenía que ser ocupada por un sacrificado Sergio quién cumplió una labor doble, de interior conceptual y de extremo posicional, durante todo el partido, pero la exigencia, tanto física como futbolística de dicha labor sobrepasó al deportivista y Pancaro, lateral izquierdo rival, tuvo una autopista hasta la zona de Lionel Scaloni desde la que el Milan produjo su fútbol más peligroso en los primeros 45 minutos. Salvo lo que viniera de la banda izquierda, la de Pancaro y Maldini, que jugó un partidazo desde el central zurdo, el Milan carecía de peligro. Las líneas de pase a Kaká fueron hábilmente tapadas, y el Brasileño casi nunca recibió en un contexto favorable, y la primera línea de medios italianos tuvo que precipitarse y tirar balonazos a tierra de nadie como único recurso.

Y apareció Valerón. El Deportivo se puso en ventaja rápidamente y el recurso Valerón apareció. Mientras Kaká no encontraba lugar para recepcionar, Valerón flotaba en alrededor de 30 metros a lo largo y ancho del terreno, creando líneas de pase hacia él, recibiendo de espaldas, agregando pausa y ritmo, dándole oxígeno y superioridad al mediocampo deportivista frente a ese rombo majestuoso de Pirlo-Gattuso-Seedorf-Kaká. El ‘Flaco’ hacía siempre lo correcto cada vez que entraba en juego, pausando el ataque para que Sergio llegara a posición de extremo, o acelerando el ritmo para romper con sorpresa. Valerón logró que el Milan corriera y se desordenara. Primer Slalom en el círculo central y elimina una línea de presión, segundo slalom y pone a Pirlo, Seedorf y Gattuso a correr atrás de él. Y además daba ese último pase mágico que poseía. Crack.

Sin embargo el embrujo duró poco. Sobre la hora el Milan ganó el único centro lateral en toda la eliminatoria y Kaká empató el partido. Como el fútbol, algo que repetiré muchas veces en este Blog, es un estado de ánimo, el Deportivo se vino abajo. Entraron a la segunda mitad desconcentrados y en un soplido el Milán sacó de la chistera tres goles, acabando así el partido con un poco esperanzador 4-1 en la ida.

Deportivo 4-0 Milan

Para la vuelta, Riazor recibía, esta vez sí, los dos onces de gala de ambos equipos, salvo Tristán. La vuelta de Víctor permitió a los de Iruteta volver a su 4-2-3-1 con único pivote y dos extremos. Como consecuencia el Milan no encontró las facilidades para pasar el mediocampo desde su lateral débil, además de que le dio a Sergio un rol acorde a sus muy buenas cualidades, y que le dio muy buenos réditos al Deportivo a lo largo del partido.

Tal como pasó en San Siro, el Depor se encontró con el marcador arriba desde muy temprano, una inyección anímica importantísima para los de ‘Flaco’. Valerón realiza un juego muy parecido a lo de San Siro, aunque menos protagónico debido a la gran actuación de actores de reparto como Sergio, Andrade, Molina o Luque, y de todo el equipo en general. El partido es parejo durante gran parte de la primera mitad, con ambos equipos plantándose en ¾ con asiduidad, aunque el Milan se encontró con una barrera albiazul que no perdió ningún centro lateral en todo el partido y que no permitió que los delanteros rossoneros recibieran habilitados en el área.

A partir del minuto 25, más o menos, Valerón entro más en juego y su virtud de convertir una jugada común en ventaja para su equipo, salió a flote. Valerón clarificaba, oxigenaba, aguantaba y verticalizaba. Flotando entre líneas Valerón cambió la dinámica del partido, inclinándola hacia su equipo. Luego llegaría su merecidísimo gol que empujó aún más al Deportivo a por la hazaña. Esta se consumaría con un gol de Luque, de gran partido, sobre el final de la primera parte. Remontar el 4-1 de la ida no sólo era posible, se había logrado.

La segunda parte siguió el mismo curso. El Milan superado, y el Deportivo respondiendo al máximo nivel de exigencia tanto desde lo individual como desde lo colectivo, y jugadores medianísimos como Naybet ganaban lances contra delanteros como Shevchenko, mientras Kaká no encontraba en sus delanteros un socio para atravesar el muro deportivista. Ancelotti tiró del recurso Serginho, sacando a un desdibujadísimo Pirlo, pero no hubo éxito. El Milan sin mediocentro perdió más de lo que ganó y el caramelo que representó eso para Valerón fue enorme. ´El Flaco’ revoloteó a sus anchas en el terreno de juego, y el Deportivo siempre lo encontró con espacio para jugar. La frutilla del poste la puso Fran con un zurdazo a falta de 15 minutos para el final. Proeza y humillación al campeón reinante en el último partido de élite del EuroDepor.

domingo, 25 de julio de 2010

Sublimar la percepción

Dice Enric González que “ninguna victoria es tan bella como un buen fracaso”, cierto, pero incompleto. Enric, gran escritor y contador de historias, olvida que, además, no hay nada más bello que el fracaso de un coloso, ni siquiera el triunfo de un pequeño. Mientras la victoria engrandece el alma, la derrota la trasluce y la vuele más humana, más terrenal.


Lo ocurrido hoy en Port Elizabeth fue inesperado, y tremendamente bello. La alegría holandesa al final del partido, quizá y sólo quizá, puede ser considerada justicia poética, como las derrotas de Italia y Francia, y las victorias de Argentina, pero la tragedia brasilera evoca los sentimientos más profundos de humanidad que, aquellos que sentimos este deporte como sangre en las venas, podamos sentir. Estética pura. Eso fue lo que representó Brasil en la Copa Mundo. Y que no se confunda, estética desde el significado filosófico, que es el más bello que pueda haber.

Y lo más trágico de todo es que Brasil, el coloso más colosal del planeta fútbol, era bellísimo. Brasil destilaba belleza. Ese ritmo lento adormecía los sentidos y levantaba las sensaciones, sublimaba la percepción y el subconsciente. Brasil es inspiración colectiva y, ateniéndonos al ensayo sobre lenguaje y fútbol de Pier Paolo Pasolini, tendríamos que decir que Brasil es la prosa de Milan Kundera. Brasil es Kundera, y Kundera es la manta que abruma el intelecto y exalta el grado más alto de sensibilidad. Brasil también es Shine On You Crazy Diamond de Pink Floyd, y Brasil es la definición futbolística del último álbum de Jorge Drexler, Amar la Trama. A Brasil no le importaban los goles, sabían que al final siempre llegaban, a Brasil le importaba la sensación previa.

Pero, sobre todas las cosas, Brasil es Robinho. Tratar de explicar este Brasil sin mencionar a Robinho es como describir a la Argentina y no hablar de fútbol. Lo segundo puede explicar el resto por sí solo, pero el resto no puede hacerlo sin ello. Robinho es sublime. Cada pase, cada pausa, cada paso, cada toque es un control de los espacios, es la respuesta a un estímulo y la creación de una sensación. Para quien escribe, Robinho es huracán de percepciones ¿Qué va a hacer? ¿Qué hizo? ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Con qué sentido? ¿Hacia dónde va? ¿Qué dirección tomará? Se dibujan en mi mente en los instantes en que el brasilero aparece en la pantalla y, al final de la jugada, siempre, siempre sonrío porque Robinho es único. Seguro Cruyff se refería a eso cuando decía aquello de “gallina de piel”.

Es quizá por eso, por Robinho, que Brasil me gustó tanto, me transmitió tanto. Por allá en 2007 cuando Dunga ganaba la Copa América, Brasil no me gustaba. Hace un año cuando ganó la Copa Confedereaciones, Brasil tampoco me gustaba. Era la Brasil de Dunga, un gran equipo, pero no me llenaba la vena estética. La Brasil de Sudáfrica fue más la Brasil de Robinho y menos la Brasil de Dunga. No estuvieron Ronaldinho, ni Hernanes, ni Marcelo, pero qué más da ahora. Estuvo Robinho, y Robinho fue amo y señor de la pelota. Eso siempre se agradece.

Se va Brasil y se va Robinho. También se va Dunga. El gran campeón jugó un fútbol muy bello, y perdió con el campeón sin corona que jugó horrible. Ironías del fútbol que mientras termino de escribir esto regala un final de infarto a Uruguay, por aquello de que con Francescoli no pasó, y le hace pasar un trago amargo a Ghana qué también fue una prosa muy bien escrita. Se fue Brasil. Hay “Saudade”. El mundial continua, pero este día difícilmente puede ser superado en belleza y contenido épico.

Dominio total


Confieso que el mejor equipo que he podido ver es la selección Brasil que participó en la Copa Mundial de Fútbol de España 1982, y que se fue eliminada tras perder el triangular, posterior a la primera fase, en el que se enfrentó a la Argentina de Menotti, a la cual ganó, y a la Italia de Bearzot, a la postre campeona del mundo, que los venció 3-2 en uno de los partidos de mayor calidad y más bonitos de la historia del fútbol.


Brasil 82’ derrochaba fútbol en cada una de sus líneas y movimientos, y, además eran bonitos. Eran técnica, física y tácticamente buenísimos, y literalmente barrían a todos los equipos que enfrentaban. Eran superiores a todos, lo sabían, y sólo dos fallos de concentración de un clase mundial como Júnior pudieron, sin restarle méritos al gran conjunto italiano del 82’, arrebatarles un titulo que debió ser para ellos. Competir con la imagen mediática de Brasil 70’, sin haber sido campeones del mundo, ya habla lo suficientemente bien por aquel equipo de Telé Santana, pues eso es algo que ni siquiera “La Naranja Mecánica” logró.

Brasil modelo 2010 dista mucho de ser Brasil 82’, tampoco aspiran a serlo, empezando porque, por ejemplo, los puestos que hoy ocupan Bastos, Melo, Silva y Elano, pertenecieron a Júnior, Falcao, Cerezo y Sócrates en el mítico equipo, sin embargo, han pasado veintiocho años desde eso y la selección brasilera, por la que han pasado genios como Romario, Rivaldo, Ronaldo, Roberto Carlos o Ronaldinho, nunca se había sentido tan superior al resto, tan dominante, tan ama del partido.

Y Brasil, por encima de todo, es eso. El Brasil de Dunga es el dominio absoluto del partido. Hace un par de días escribí en Twitter que Brasil había venido a África de Safari con unos cuantos dardos somníferos y un par de dardos mortales. Creo que nunca una metáfora tan mala ha sido tan acertada a la realidad. Brasil duerme el partido, impone su ritmo lento, a veces muy lento, saca al rival del partido y, de repente, cuando menos lo esperas, sube el ritmo de forma violenta, pero sutil y suavizada por fútbol, y te marca uno, dos, tres goles o los que crean suficientes. El mensaje es claro: “Somos los mejores, somos los dueños del partido y hacemos con él lo que queremos”.


Soy el primero que crítica a Dunga por ponerse el mismo un límite demasiado bajo para que lo que podría dar Brasil. Jugadores como Marcelo, Hernanes, Diego, Pato, Ronaldinho, Ganso o Neymar le hubieran dado un límite a Brasil muchísimo más alto e igual de competitivo e igual de ganador. También soy el primero que aplaude su trabajo porque ha creado el mejor equipo del mundial, el único que ha demostrado empaque de campeón. Brasil es buenísimo táctica, técnica, física y futbolísticamente. Son superiores y así se portan en el campo cada vez que juegan. Ayer Chile, que también es una delicia futbolística, quedó eliminado y ni siquiera incomodó a la “verdeamarelha” que jugó un partido de campeón mundial. Brasil es caviar, Brasil es fútbol. Una delicia para quien quiera disfrutarla.

El plan es claro y bien ejecutado. Una defensa de cuatro técnica y físicamente potentes, preparados para salir desde atrás y para defender cualquier situación y cualquier futbolista, incluso Lionel Messi. La salida normalmente se da desde Maicon por la derecha, aunque no es la única opción. Lúcio, Felipe Melo y Michel Bastos ofrecen otras opciones válidas para Brasil, haciendo muy difícil que les compliquen en su propia mitad, tal y como intentó Costa de Marfil. La primera línea del mediocampo al ocupa el doble pivote Silva-Melo. Este último está cuajando un buen mundial, tanto con balón como sin él, mientras Silva se encuentra muy cómodo y abrigado por todo el sistema brasilero. Como interior derecho aparece Elano, quien abre el campo por derecha y aparece con más frecuencia en zona de aceleración, aprovechando el efecto “tracción” que genera la banda izquierda del equipo. Ese 4-3 le da a Brasil una coraza sólida como ninguna otra en el mundial y que permite que el trío de arriba pueda desplegar su fútbol.

Kaká y Robinho están haciendo un buen mundial, en el caso del jugador del Real Madrid, y un gran mundial en el caso del ex – merengue. Cuando la pelota llega a la banda izquierda de Brasil, el fútbol hace presencia. Robinho recibe, pausa, hace circular, aguanta la pelota, avanza, se desmarca, duerme y oxigena. Una y otra vez el rival cae ante la red de fútbol de Robinho y Kaká, y, entonces, se deciden a marcar, y la velocidad aumenta vertiginosamente, y a esa velocidad sólo ellos logran leer la jugada que termina irremediablemente en gol la mayoría de las veces. ¿Cuántos pases? Los justos ¿Cuántos regates? Los necesarios. Así avanza Brasil, y se suma Luis Fabiano para finalizar todo lo que producen las dos cracks. Y a veces se suma Elano, o Maicon, e incluso Lúcio sale disparado desde el área y se une a la fiesta. No importa cuántos sean, Brasil logra más peligro con Robinho-Kaká más Luis Fabiano que equipos que atacan con cinco y hasta con seis jugadores.


Y el resto es historia. Brasil no tiene huecos, no hay fisuras en su sistema. Defiende dónde quiere, ataca cuando quiere y llegas hasta dónde Brasil te deja. Arriba ganan siempre, por abajo también. Kaká y Robinho a las orillas en transición defensiva para el contrataque letal. Uno no logra imaginarse a Brasil perdiendo, y uno puede intuir que sólo España reencausada ó Lionel Messi podrían hacerle daño a este equipo.

Ayer jugó Alves y Brasil fue más agresivo, más vertical y más bonito. Si fuera Dunga apostaría por el jugador del Barcelona porque le da un techo más alto a Brasil, y porque le da más opciones en la base de la jugada a un Brasil que necesitaba más elaboración para ser más mortífera. Pasó ante Chile, una lástima, pero le sirvió a Brasil para dar un contundente golpe de efecto y España va a necesitar mejorar mucho para competir con eso.

Brasil es fútbol, y fútbol es el dominio total.

España no puede perder la perspectiva


El Mundial de España 82’ se convirtió en un punto de inflexión para el fútbol español. La colosal impresión que dejó la selección brasilera de aquella época sirvió como punto de inicio de una revolución sociológica que llevó al fútbol español, más de veinte años después, parafraseando a Menotti, a pasar de ser toro a torero.


Un par de años después del Mundial 82’, en España nacerían dos de los mejores equipos de la historia. Primero el Real Madrid sería el escenario donde la llamada ‘Quinta del Buitre’ volaría tan alto como la imaginación de sus jugadores los llevó. Luego fue el FC Barcelona quién vio nacer al afamado ‘Dream Team’ de Johan Cruyff. Los 90’s y 00’s significaron el fin del reinado de la ‘casta y los cojones’ como sinónimos del fútbol ibérico, dando paso al ‘toque y la posesión’ como adjetivos más frecuentes cuando se escribe sobre la selección que hoy dirige Vicente Del Bosque.

Desde que dicha transición comenzó, España ha reunido las mejores nóminas y equipos de su historia, haciendo especial hincapié en el equipo que fue eliminado injustamente por Corea en 2002. Aquel equipo era liderado por el mejor jugador español de la historia en su mejor momento, y contaba con un grupo de jugadores de élite en el mejor momento de sus carreras.

Sin embargo, no fue hasta que Luis Aragonés llegó al seleccionado que España, como equipo, aceptó el cambio. Aragonés creó un equipo como nunca hecho alrededor del toque, la posesión, el centrocampismo y la técnica. El triunfo en la Eurocopa 2008 legitimó ante la afición el estilo, y el hexatriunfo del Barcelona de Pep, con Xavi e Iniesta, terminó por legitimarlo ante el mundo.


Sin embargo, España no puede perder perspectiva y pensar que su fútbol empieza y termina en el fútbol asociativo y de posesión, pues esto sería igualarlas con Argentina, Alemania o Chile en concepción, así como tampoco acusar a la selección con los típicos tópicos periodísticos como el físico, la casta, la inutilidad del fútbol de posesión y demás clichés que se han podido leer y escuchar últimamente en la red.

La titularidad de Llorente y Navas, como se ha llegado a escribir, y por mucho que yo sea un confeso enamorado de los extremos, que lo soy y mucho, serían muchos pasos atrás para el fútbol español, sería volver a esa escuela ortodoxa en la que se crió el mediocre entrenador que hoy tiene ‘La Roja’, sería perder veinte años de evolución y sería volver a ser ‘La Furia’, a ser toro y no torero. Por eso cada análisis que se haga debe ser una reflexión consciente de todo lo que implica pedir la titularidad de Navas en este momento, de creer que los problemas que presentó España en sus dolorosa e inesperada derrota fueron debido al estilo y no, como en realidad fue, a algo netamente futbolístico y que va más allá de estilos y jugadores.

Para empezar, hay que entender que España es un equipo completísimo, muy competitivo, que cuenta con varios de los mejores jugadores del mundo en cada posición y que, aunque muchos crean lo contrario, no es el Barcelona en rojo y sin Messi, sino que se trata de un equipo muy distinto y que encuentra similitudes en el estilo y en algunos jugadores, pero que en esencia y concepción está bastante alejada del equipo blaugrana y, cabe aclarar, es mejor equipo que el de Pep.

La España de la Euro era agresiva y profunda, con los de arriba moviéndose y generando espacios y ventajas para los de atrás, mientras la España que se vio ante Suiza fue un equipo estático y que “se olvidó de las porterías”. La España de Luis atacaba y defendía desde el colectivo, mientras que la España de Del Bosque pareciera depender del talento individual.


Es increíble que la gran oportunidad de España para escribir en letras de oro su nombre en la historia del fútbol esté a cargo de Vicente Del Bosque y sus convicciones ortodoxas y tópicos erróneos. España cuenta con una nómina mejor que la de la Eurocopa y, aún así, Vicente ha sido incapaz de mantener el legado, al menos por ahora, de Aragonés.

Sudáfrica 2010, primeras impresiones


Tras haberse jugado los primeros 4 grupos del mundial, y aunque ya lo suponíamos incluso antes del sorteo de grupos del mundial, tras esta primerísima fase del mundial, llena de pequeñas decepciones, ya tres selecciones han presentado candidatura oficial para ser quienes levanten la Copa del Mundo dentro de un mes: Argentina, Inglaterra y Alemania.


Messi y Maradona despertaron con Argentina

La albiceleste llegaba al Mundial de Sudáfrica llena de dudas y polémicas. Por una parte, las convocatorias, los eternos cambios de sistema y los mediocres resultados en la fase previa al Mundial habían puesto al entrenador, Diego Maradona, en el centro de las críticas a una selección de tradición y que nunca ha terminado de gustar dentro del panorama futbolístico, y, por otra, mientras Lionel Messi, el mejor jugador del mundo, Cristiano Ronaldo mediante, descollaba en su club de origen, el FC Barcelona, todas sus participaciones con su selección habían terminado, por lo menos, con un balance poco satisfactorio.

El porqué de todas esas anomalías en un seleccionado con nombres muy importantes en todas las zonas del campo es, desde la objetividad, quizá fácil de explicar, pero difícil de entender sin vivir el día a día de lo que ha sido la Argentina sin el Maradona jugador. Para empezar, la selección venía de un proceso ampliamente criticado por falta de identidad, de resultados, de “amor por la camiseta” y de oportunidades para la gente del fútbol local en las convocatorias, monopolizadas por la legión europea. Maradona, ídolo máximo argentino, no sólo a nivel deportivo, sino también desde una perspectiva global, fue elegido encargado para devolverle todo eso a Argentina, pero así como el defecto de los mismos fue blanco de críticas, los excesos de Maradona no generaron simpatía con toda Argentina. Diego trató de devolverle a Argentina sus valores futbolísticos tradicionales y mejorar los resultados de otras épocas, sin mucho éxito, aunque si se puede decir que volvió el sacrificio, y la simpatía de la gente con quiénes conformaban su selección, no desde la calidad, sino desde las ganas de vestir la elástica. Más de 100 convocados en año y medio al mando, oportunidades para todos hasta el defecto, para que todos se sintieran involucrados con el proceso y no se pudiera señalar más a los jugadores de la selección de estar allí sólo por jugar en las mejores ligas extranjeras y no por calidad real. Ese ha sido el gran éxito de Maradona como entrenador, pero a costa de que el seleccionado no tuviera rodaje y que la inmediatez no haya permitido a Maradona crear el hábitat perfecto para los llamados a liderar la selección hacía el triunfo en Sudáfrica con Messi a la cabeza.

Hasta el inicio del Mundial, Messi nunca se le había regalado a Messi un hábitat en el cual potenciar su fútbol, y en consecuencia potenciar el colectivo. Antes Argentina era una suma de individualidades que luchaban entre sí por los mismos espacios, recortándolos y disminuyéndose. Sin embargo, en el partido ante Nigeria vimos una Argentina como nunca la habíamos visto, y a un Messi como nunca lo habíamos visto en Argentina. La albiceleste jugó muy bien, aunque con problemas grande, identificables y solucionables, con Messi jugando de 10 y Tévez, Verón e Higuaín escoltándole con calidad. Tévez e Higuain trabajaron excelentemente la banda derecha y la delantera, permutando y dejando sin foco a la frágil defensa nigeriana. El nivel de asociación entre los “cracks” fue altísimo, y la transición ofensiva argentina demostró ser demoledora, a pesar de Enyeama. Argentina pudo haber goleado, haciendo justo el resultado, pero el portero nigeriano lo impidió y eso permitió que pudiéramos ver las dos caras de Argentina. La de zona de aceleración y gestación, y la defensiva y la salida pobre desde atrás; La de la banda derecha que absorbe posesión y fútbol, y la izquierda carente de implicación en el juego. Diego tiene tiempo para corregir a una Argentina que borró las dudas de muchos aficionados.

Inglaterra, Capello y Heskey no gustan, pero convencen

Inglaterra y Capello no dejaban lugar a la duda. Iban a clasificar, iban a ganar e iban a ser más favoritas que nunca gracias a la presencia del mejor entrenador de los últimos quince años (Con Cruyff no se puede competir) en el banquillo inglés. En su debut, los de Capello no causaron sensación en el aficionado de a pie, pero son el equipo más serio que se ha presentado, a falta de ver que ofrecen España y Brasil. Lejos de ser lo que a muchos nos hubiese gustado ver (Barry – Lampard en la base de la jugada, Lennon y Young en las bandas, Gerrard en la frontal y Rooney de punta único), la Inglaterra de Capello es un muy buen equipo, competitivo y que juega muy bien al fútbol, con una transición defensiva que difícilmente sea superada en el Mundial por alguno que no sean españoles o brasileños.

La selección inglesa se presenta en Sudáfrica con un 4-4-2, muy típico de los equipos de Capello, hecho para ganar, pero que en el primer partido ha dejado entrever puntos débiles muy claros dentro de un abanico de puntos no fuertes, sino fortísimos. Para empezar, Green demostró estar muy lejos de la élite, y eso significa un hándicap muy sensible para Inglaterra, comparado con los Buffon, Casillas y Julio César, e incluso los Romero, Lloris, Neuer o Sketelenburg. Con Green y el balón, que ya ha dado de que hablar, la frontal inglesa y los rebotes serán de extremo cuidado para Capello, pero es ahí, en esa zona, precisamente donde se encuentra el segundo aspecto a mejorar por el entrenador italiano. Lampard y Gerrard, sobre todo, son jugadores monumentales, geniales, mas ninguno de los dos es mediocentro, y juntos en esa posición restan más de lo que suman. No se trata de que no tengan capacidad técnica para la gestación, sino que sus movimientos sin balón no son los correctos la mayoría de las veces, tienden a estar yuxtapuestos, y no se siguen el uno al otro a nivel mental, no coordinan, y, en consecuencia, la zona de mediocentros no está siempre bien ocupada, y ninguno de los dos juega en la zona en que más hacen daño. En la segunda parte del partido ante USA, Capello adelantó un poco a Lampard, pero es una solución “parche”, más que una solución real al gran problema en el funcionamiento inglés. Gareth Barry se muestra como la carta más convincente para jugar de mediocentro, lo que significaría que Gerrard o Lampard se moverían a una de las bandas, e Inglaterra jugaría con un solo extremo. Es lo lógico y seguramente lo que hará Capello.

Por otro lado está Emile Heskey. Para la función que juega el delantero del Aston Villa, yo hubiese preferido a Bobby Zamora, pero la decisión de Capello ha salido bien, y el ‘moreno’ jugó un gran partido en el debut, manejando bien la segunda jugada y ocupando el área con inteligencia. Inglaterra, solucionado el problema del mediocentro, es el candidato más firme hasta hoy, y en torneo corto su grado de competitividad los hace más fuertes aún.

Alemania y Ozil enamoran, ganan y golean

Quien suscribe esta entrada tiene como primer equipo en este Mundial, dado que su selección no clasificó, al conjunto teutón. Ya son cinco los años en que la Bundesliga hace parte activa de mis fines de semana, en detrimento de una liga española venida cada vez más a menos, y el haber tenido la oportunidad de disfrutar de todo el proceso Klinsmann – Low, ha hecho que mi cariño por la selección germana haya aumentado: Juegan muy bien al fútbol, y ¡Me divierten!

La generación con la que Alemania llega a este Mundial es esperanzadora y emocionante. Joachim Low apostó por el cambio generacional sin perder la competitividad. Viene a ganar y no sacrifica talento por competitividad en la mayoría de los casos. Para todos aquellos afines a la Bundesliga, la exhibición de los germanos no fue una sorpresa, sino una confirmación de que las cosas se están haciendo bien. La Bundesliga crece a velocidad crucero, y es firme candidata a ser la mejor liga del mundo si la Premier se descuida.

Es imposible negar que los futbolistas alemanes siempre han tenido calidad técnica y futbolística notable. No hay que ir a ejemplos como Beckenbauer o Matthaus, sino que basta con recordar Netzer o Littbarski para darse cuenta de lo erróneo que es el estereotipo sobre el fútbol y los futbolistas alemanes. Hoy, y sobre todo en un futuro, los Tasci, Khedira, Kroos, Muller, Marin y Ozil son futbolistas buenísimos, que juegan un fútbol tan lúdico como bueno, y que copan y coparán los equipos alemanes.

Alemania regaló una exhibición de fútbol ante una débil Australia, que tuvo como elemento más fuerte la presión en el medio del campo, dominando por completo a los oceánicos, y con Ozil y Muller dando su carta de presentación como futuros, y presentes en el caso de Thomas, jugadores de equipos de la más alta élite. Lo de Ozil, en particular, ha sido la mejor individualidad de estos pocos días de torneo y ha inscrito su nombre como candidato al balón de oro del Mundial. Remarcable también el partido jugado por Lukasz Podolski y Miroslav Klose. La pareja de polacos, siempre y cuando jueguen con la elástica alemana, rinden a un nivel superlativo, y siempre marcarán goles. Podolski, en particular, hizo un partido grande, siendo agresivo, profundo y vertical (Little Hristo lo llamó alguien que conozco).

Aún con todo lo bueno, lo buenísimo y lo excelente que dejó Alemania, hay cosas, como siempre, a mejorar. Era de intuir que la falta de mediocentro iba a proporcionar ciertos problemas en la gestación de la jugada, puesto que Schweinsteiger es un jugador bastante pobre en la interpretación y lectura del partido, además de no contar con panorama alguno. Khedira, un jugador muy “Guti”, tampoco es mediocentro, sino más bien un interior “10”, no siente la posición, y, a pesar de que tiene cualidades para hacerlo, nunca fue una vía de escape a la presión australiana. Nada que no se pueda solucionar con un par de charlas, y que se solucionaría más fácilmente con la alineación de Kroos, o bien con la convocatoria y titularidad de Simon Rolfes.

Alemania juega bien, falta ver su nivel competitivo ante un rival más fuerte, aunque ya se ha asegurado un puesto como candidato “oficial”.

Outsiders y Francia: Decepción tras decepción

Difícilmente llegarán, salvo sorpresa mayúscula, a ser campeones del mundo, pero tienen la obligación de amenizar el campeonato, llegando hasta las fases de eliminación directa, y normalmente, colándose alguno incluso a semifinales.

Hasta la fecha, de los equipos que han jugado, corresponden a ese perfil los seleccionados de México, Uruguay, Corea, Nigeria, USA, Serbia y Ghana, pero sólo uno de ellos, sin contar a Corea porque servidor no ha tenido la oportunidad de verlos en acción, ha colmado las expectativas: Ghana. Los africanos, aún con sus dos jugadores de más nombre lesionados, han dejado una grata impresión, gracias a su disciplina y orden táctico, la calidad de varios de sus jugadores y su muy buena transición defensiva que, ayudado también por la falta de ideas y profundidad de Serbia, controló y anuló totalmente a su rival, a priori superior por la calidad de sus futbolistas.

México, que viene con un equipo mixto entre juventud y veteranía, decepcionó en el partido inaugural. Aunque la idea mexicana es sublime, con esa salida del balón tan característica del Lavolpismo y del fútbol mexicano, y con esa apuesta a la generación del mundial juvenil del 2005, no fue ejecutada con eficiencia por los mexicanos. Inexplicablemente, Aguirre apostó por Franco en lugar del “Chicharito” Hernández en la punta de ataque, y debido a eso México perdió muchísimo en zona de aceleración. Por otro lado Márquez no logró ejecutar su permuta entre el mediocentro del 4-3-3 y el central del 3-4-3 por razones físicas, que no futbolísticas, y fue castigado por Sudáfrica. Hace un par de años hubiese sido una apuesta segura, pero hoy día es un hándicap. En pro de solucionarlo, y sin cambiar el sistema, Osorio podría cambiar de puesto con Márquez sin perder calidad.

Uruguay y USA dejaron una imagen esperanzadora por los sistemas empleados, aunque una actitud muy conservadora les obligó a rendir por debajo de sus posibilidades. Uruguay con su 5-3-2 no jugó un mal partido, pero pensaron demasiado en el rival y los laterales condicionaron negativamente la transición ofensiva uruguaya por su miedo a correr la banda, mientras que USA presentó un equipo capaz de competir, organizado y bien dirigido que no supo aprovechar la falta de mediocentro en Inglaterra, que Donovan pudo haber explotado, por tener más en mente defender la banda que atacar.

Párrafo aparte para Francia que con Domenech ha dejado bien claro que no son candidatas del Mundial, a pesar de que por jugadores y jerarquía deberían serlo, puesto que no han logrado hacer un equipo, sino que son una suma de individualidades muy al estilo Argentina – pre Mundial, pero sin Messi, ni Tévez ni Agüero, y sin Nasri y Benzema tampoco.

Adriano, última oportunidad


Se ha confirmado hace unos días el fichaje de Adriano Leite por la Roma. Para quien escribe, cuando Adriano jugaba en el Inter era el jugador que, perfilado hacia portería, más pánico debía causar al rival, sólo tras Ronaldo, aunque contra él no se puede competir. El Adriano del Inter era un jugador colosal, pero ese Adriano ya no está más. Adriano, por más que los tifosi de la loba lo hayan recibido con la leyenda Ave Imperatore, no es más El Emperador.

Antecedentes Adriano

Acusado por problemas de depresión, las lesiones y alcoholemia, Adriano bajó su rendimiento en el Inter, perdió la titularidad, se alejó del fútbol y se encerró en su círculo más cercano de amigos. Adriano volvió a Brasil para sumarse al Sao Paulo y el sueño tricolor de ganar la Libertadores 2008. Tuve la suerte de poder ir a verlo en directo en uno de los partidos de la fase de grupos y me alegré mucho viendo a un Adriano feliz, aunque lejos de su nivel de antaño. Durante su estancia en el equipo paulista, Adriano marcó 17 goles en 28 partidos, volvió a estar en forma, a jugar buenos partidos, y su fútbol iba en ascenso. Su vuelta al Inter fue satisfactoria en un comienzo, bajo la protección de Mourinho, pero los fantasmas del pasado regresaron y en Abril del 2009 rescindió, finalmente, su contrato con el Inter de Milán. Regresó al Flamengo, el club que lo vio nacer, y Adriano se declaró feliz. Un par de escándalos, nada extraordinario, y Adriano comenzó a responder en la cancha, siendo el goleador del Brasileirao 2009, que ganó su club, con 19 goles, y ayudando al Flamengo a avanzar hasta cuartos de final en la Libertadores 2010 con cuatro goles, tres de ellos en fases finales.

Antecedentes Roma

Una crisis de lesiones había dejado a la Roma de Spalletti sin ningún efectivo en la delantera en medio de la temporada. Ese incidente provocó que Luciano se la jugara con un 4-6-0, con un pivote, dos interiores, dos mediocampistas de banda y un Totti flotando en ¾ de cancha. La Roma de Spalletti se convirtió en un imperativo para todos los amantes del fútbol, definidos por Enric González como un equipo presdigitador, haciendo alusión a los constantes desmarques de la gente de arriba que distraían a los contrarios y permitían a la Roma jugar un fútbol de pase y posesión bastante lúdico y efectivo.

Sin embargo, en algún momento las cosas dejaron de funcionar en el equipo de la loba, y tras la salida de Spalletti, Claudio Ranieri se convirtió en entrenador de la Roma. Ranieri está bastante lejos de ser tan “genial” como Spalletti, y sus equipos siempre han estado más atados a lo convencional que a la excitante innovación. Sin un delantero centro de escuela en la plantilla, Ranieri tuvo que esperar hasta el mercado de invierno para traerse cedido hasta final de temporada al ‘9’ italiano por excelencia de los últimos años, Luca Toni, quién se encontraba “marginado” en el Bayern Munich. Toni le dio a nivel táctico lo que quería: Juego aéreo, juego de espaldas y presencia en el área, pero el juego del ex-Fiorentina no ha sido el mejor, resultando decepcionante por falta de goles y de ese plus que un delantero de su categoría debe aportar y que no pueden otros de menor jerarquía.

¿Qué esperar de Adriano?

Adriano llega a la Roma tras haberse reencontrado consigo mismo en Brasil. Obviamente ya no tiene la potencia que tenía cuando estaba en el tope de su carrera, ni la misma velocidad, pero sigue siendo un jugador interesante. Físicamente es un argumento importante por altura y fuerza, aunque se ha convertido en un jugador pesado, y a diferencia del Ronaldo del Real Madrid, como paradigma moderno del jugador “pesado”, no goza del mismo cambio de ritmo de antes, por lo que no debemos esperar goles en carrera eludiendo rivales como en antaño. El campo de acción de Adriano ha disminuido, convirtiéndolo en un hombre más de área y con un impacto minúsculo en la gestación de la jugada. Aparte de eso, Adriano sigue siendo el mismo de siempre. Posee una cantidad inagotable de registros técnicos para definir, su musculatura y capacidad técnica le habilitan para jugar de espaldas bastante bien, además de que tiene juego aéreo, y su zurda sigue siendo un diamante, tanto con balón en movimiento como con pelota quieta.

La Roma por su parte está urgida de un delantero centro y Adriano ha significado sin duda la opción de garantía futbolística más barata del mercado. Si eventos extra deportivos no entorpecen la relación Adriano-Roma, esta puede convertirse en uno de los mejores fichajes de la temporada, y Adriano, que ya no volverá a ser el del Inter, habrá logrado la redención. La única duda deportiva que me genera es si Adriano podrá readaptarse al ritmo europeo, mucho más alto que el sudamericano.

Por último, un vídeo para recordar a L’Imperatore:

Apertura




“Comenzar bien no es poco, pero tampoco es mucho.”


Palabras de Sócrates, filósofo de la antigua Grecia. Posteriormente sería un genio maldito del balón. Como Zico, pero eso es otra historia que contaré otro día.

Soy un amante confeso del fútbol desde que tengo memoria y por eso este blog tratará sobre eso, sobre fútbol en su máxima expresión, o eso trataré. No esperen acá alabanzas a equipos determinados, ni que se hable de arbitrajes, periodismo o negocios. Como mucho de política deportiva.

¿Por qué este nombre? Primero, porque soy muy malo para poner títulos. Segundo porque soy un amante del fútbol sudamericano y, aparte del 10, si hay una figura que define el fútbol sudamericano puro no es otra que la del centrojás, es decir, el tipo que se para en la mitad de la cancha, por delante de los centrales, y cataliza todo el fútbol del equipo.

Si te gusta el fútbol, el de verdad, el que pasa sobre el esplendoroso verde, este es tu lugar. Bienvenido.

'Hacé que vas, no vayás, y andá'