domingo, 25 de julio de 2010

España no puede perder la perspectiva


El Mundial de España 82’ se convirtió en un punto de inflexión para el fútbol español. La colosal impresión que dejó la selección brasilera de aquella época sirvió como punto de inicio de una revolución sociológica que llevó al fútbol español, más de veinte años después, parafraseando a Menotti, a pasar de ser toro a torero.


Un par de años después del Mundial 82’, en España nacerían dos de los mejores equipos de la historia. Primero el Real Madrid sería el escenario donde la llamada ‘Quinta del Buitre’ volaría tan alto como la imaginación de sus jugadores los llevó. Luego fue el FC Barcelona quién vio nacer al afamado ‘Dream Team’ de Johan Cruyff. Los 90’s y 00’s significaron el fin del reinado de la ‘casta y los cojones’ como sinónimos del fútbol ibérico, dando paso al ‘toque y la posesión’ como adjetivos más frecuentes cuando se escribe sobre la selección que hoy dirige Vicente Del Bosque.

Desde que dicha transición comenzó, España ha reunido las mejores nóminas y equipos de su historia, haciendo especial hincapié en el equipo que fue eliminado injustamente por Corea en 2002. Aquel equipo era liderado por el mejor jugador español de la historia en su mejor momento, y contaba con un grupo de jugadores de élite en el mejor momento de sus carreras.

Sin embargo, no fue hasta que Luis Aragonés llegó al seleccionado que España, como equipo, aceptó el cambio. Aragonés creó un equipo como nunca hecho alrededor del toque, la posesión, el centrocampismo y la técnica. El triunfo en la Eurocopa 2008 legitimó ante la afición el estilo, y el hexatriunfo del Barcelona de Pep, con Xavi e Iniesta, terminó por legitimarlo ante el mundo.


Sin embargo, España no puede perder perspectiva y pensar que su fútbol empieza y termina en el fútbol asociativo y de posesión, pues esto sería igualarlas con Argentina, Alemania o Chile en concepción, así como tampoco acusar a la selección con los típicos tópicos periodísticos como el físico, la casta, la inutilidad del fútbol de posesión y demás clichés que se han podido leer y escuchar últimamente en la red.

La titularidad de Llorente y Navas, como se ha llegado a escribir, y por mucho que yo sea un confeso enamorado de los extremos, que lo soy y mucho, serían muchos pasos atrás para el fútbol español, sería volver a esa escuela ortodoxa en la que se crió el mediocre entrenador que hoy tiene ‘La Roja’, sería perder veinte años de evolución y sería volver a ser ‘La Furia’, a ser toro y no torero. Por eso cada análisis que se haga debe ser una reflexión consciente de todo lo que implica pedir la titularidad de Navas en este momento, de creer que los problemas que presentó España en sus dolorosa e inesperada derrota fueron debido al estilo y no, como en realidad fue, a algo netamente futbolístico y que va más allá de estilos y jugadores.

Para empezar, hay que entender que España es un equipo completísimo, muy competitivo, que cuenta con varios de los mejores jugadores del mundo en cada posición y que, aunque muchos crean lo contrario, no es el Barcelona en rojo y sin Messi, sino que se trata de un equipo muy distinto y que encuentra similitudes en el estilo y en algunos jugadores, pero que en esencia y concepción está bastante alejada del equipo blaugrana y, cabe aclarar, es mejor equipo que el de Pep.

La España de la Euro era agresiva y profunda, con los de arriba moviéndose y generando espacios y ventajas para los de atrás, mientras la España que se vio ante Suiza fue un equipo estático y que “se olvidó de las porterías”. La España de Luis atacaba y defendía desde el colectivo, mientras que la España de Del Bosque pareciera depender del talento individual.


Es increíble que la gran oportunidad de España para escribir en letras de oro su nombre en la historia del fútbol esté a cargo de Vicente Del Bosque y sus convicciones ortodoxas y tópicos erróneos. España cuenta con una nómina mejor que la de la Eurocopa y, aún así, Vicente ha sido incapaz de mantener el legado, al menos por ahora, de Aragonés.

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