miércoles, 11 de agosto de 2010

El Centrojás




Parado en la mitad de la cancha, por delante de los defensores y detrás de los interiores. Anda erguido, cabeza levantada y el balón pegado al pie. La pasa y ordena. Y pega un grito.  La pasa, y a veces, va. Luego la pierde su equipo y el aguanta, mirada fija en la pelota, sentidos despiertos, atentos a los espacios. Y aparece ahí, justo dónde el balón se divide, justo antes que el rival la tome. O desaparece de la pantalla de la tv y lo vemos luego en la repetición ocupando el espacio perdido por un compañero. O salta valiente al rescate del balón, corta el ataque, inicia el contrataque, siempre erguido, siempre bien.

 El fútbol es un deporte simplísimo, pero complejo. Sin querer profundizar en lo que es este deporte, diré que en el fútbol hay dos fases de juego: De posesión y de recuperación, y que podríamos dividir la fase de posesión según zonas de campo: Base de la jugada, creación de la jugada y zona de aceleración; Nuestra propia mitad, el primer cuarto de la otra y el último cuarto, respectivamente y grosso modo puesto que podemos encontrar muchísimas formas de jugar según los diferentes matices de un equipo u otro.

El fútbol es, básicamente, eso.  La situación más repetida en el fútbol es la siguiente: Recupero el balón en mi campo, salgo jugando, llevo el balón a los jugadores más adelantados, fútbol asociativo, el balón llega a los puntas y se acerca peligrosamente al área rival, ahí  acelero la jugada, pierdo el balón y finalmente me preparo para recuperarlo y reiniciar el ciclo. ¿Y cuál es la importancia del centrojás en todo esto? Toda.

El centrojás, el 5 argentino o el 4 holandés, para ser más claros, es uno de los futbolistas más gravitantes en un equipo. Su misión es esencial, ser líder. El mediocentro no debe ser el que más grite, aunque un grito ayude mucho, sino el que dé más fútbol. Es quien empieza el ataque, casi siempre, de manera directa o indirecta, y el que lidera la recuperación. Solitario en su zona la pide, la guarda y la pasa. Escapa de la presión, adelanta líneas, ofrece apoyo, soluciona. Se suma a la creación y verticaliza, o cambia de frente con una diagonal preciosa al extremo. O sale conduciendo, eliminado rivales y líneas de presión, arrastrando marcas y creando espacios, y ataca, y llega. Y además contemporiza el ataque rival, se anticipa al mismo, ocupa los espacios vacíos y apoya en el pressing a los compañeros. 

Pero hay quienes fueron a más. La liga española de los 90’s regaló a quizá los dos grandes mediocentros de las dos grandes escuelas a nivel mundial. Ambos jugador  de “Balón de Oro”. Ambos jugando en uno de los dos equipos más grandes de su liga. Ambos ganadores de Champions League. Ambos dirigidos por los dos grandes entrenadores de los últimos 20 años.


Fabio Capello: “Me quedé fascinado con él. A todo lo que se le presuponía, que iba un paso más allá de los demás, unía el ser un jugador tácticamente perfecto” Sobre Fernando Redondo.

Johan Cruyff: “La táctica es lo que debe quedar cuando todo lo demás falla. Por eso nosotros solíamos estar por encima. Teníamos a Guardiola”.


Ante palabras tan autorizadas uno podría simplemente no agregar más, pero hay que hacerlo. Redondo y Guardiola fueron los dos últimos mediocentros grandes, grandes de verdad. Ellos fueron los últimos en ir más allá. No eran sólo básicos, sino que lo eran todo. Eran jugadores capaces de todo, no sólo de ser el líder futbolístico de un equipo, sino de ser el fútbol de un colectivo grande. Hoy ni Mascherano, ni Xabi Alonso, ni De Rossi, ni Diarrá son eso. Pirlo quizá lo fue.

Redondo era la elegancia. Siempre erguido, le daba lo mismo ser el primer pase del equipo que irse de dos rivales con un regate de tacón y descargar en Raúl. Físicamente enorme, correoso y peleón. Recorrió el testigo de los centrojaces de antaño, de los del Río de la Plata, y se convirtió en el mejor de todos. Un uno contra uno, tanto en defensa como en ataque, enorme, impasable y capaz de regatear a cualquier defensor. Su campo de acción era absolutamente enorme, participaba en todas las fases y todas las zonas del campo con la misma eficacia. Amo y señor del Mediocampo, le dio, con Raúl y Roberto Carlos, dos Champions a un equipo muy lejano a ese nivel. Tecnicamente poseía todos los recursos y tenía todo el fútbol del mundo. Más rebelde que frío, el balón a un costado era como un pinchazo en su cabeza y, antes de que la acción rival fuera gestada, Redondo ya estaba ahí donde debía estar para recuperar y lanzarse al ataque con total acierto. Y además era un maestro de la perdida. Redondo nunca perdía un balón en el sitio no indicado para ello. Su fútbol era, parafraseando a Nietzsche, para espectadores con carácter de vacas, capaces de admirar su falsa lentitud y su excelente manejo del espacio, en lugar de asombrarse sólo con su gallardía y lujos.

Guardiola era también así, pero menos espectacular y más sencillo. En el fútbol de Guardiola no había lujos, no había regates, no había cabalgatas de 15 metros para hacer una pared en la frontal. No lo necesitaba. Guardiola era el oxígeno y la fluidez. Pep manejaba el pase de 2 metros tan bien como el de 30 a Stoichkov. Era el primer pase perfecto, y el apoyo en su zona. Pep aseguraba la pelota. Con Guardiola la posesión siempre era del equipo para el que él jugase. Siempre la decisión correcta, siempre la pausa justa y siempre la aceleración de la jugada. Tenía un mapa en la cabeza. Cada espacio y cada jugador se dibujaban en su cabeza. Aparecía ahí, trotando, se anticipaba, recibía y al segundo mandaba el balón a un compañero y el Barcelona alcanza una ventaja posicional vital. Y en defensa también. Pep se anticipaba a todo. Al balón, al rival y al compañero. Y no era rápido, ni fuerte ni alto. Todo lo hacía por una lectura estupenda del juego. Su manejo del fútbol posicional era genial. Y sus compañeros lo agradecían porque sabían que el siempre estaba allí, a un lado suyo, o en el lugar que ellos habían dejado libre. Y sabían que si se la pasaban el balón seguiría siendo suyo porque Pep no lo perdiría.

Ellos demostraron que se podía ir más allá. Que el mediocentro podía no ser sólo básico, sino que podía serlo todo. Que podía ser el fútbol de un equipo grande. Que un mediocentro podía ser el centro de gravedad de un colectivo. Que un mediocentro podía con un sólo pase gestar una ventaja clarísima. Que un mediocentro podía estar en todas partes y ser protagonista en la zona de aceleración. Simplemente que el centrojás podía serlo todo. Que un centrojás podía serlo todo, y que no necesitaba gritar de más, pegar de más, ni ser el más rápido o el más fuerte. Que podía ser el más rápido sin correr, y que podía atreverse a correr y generar ventajas. 

Recordamos con nostalgia al centrojás. Recordarmos con nostalgia a Redondo y a Guardiola, mientras tratamos de disfrutar con Banega y Alonso.


4 comentarios:

  1. Hola Kundera_, me gusta el blog; lo mejor, de momento y bajo mi humilde punto de vista, la facilidad de expresión. Gusta leer tus artículos.

    Los contenidos me atren mucho también. En fin, comento un poco:

    Comaparción Banega-Redondo,Xabi Alonso-Pep muy desacertada en mi opición. Ambos ejemplos de fútbol sudamericano y europeo en la medular, sí; pero en un artículo de mediocentros, sobra Banega como ejemplo.

    Por seguir con los nombres que diste, creo que Alonso tiene más condiciones innatas que Pep, pero Pep es aún más inteligente futbolísticamente y éso es algo muy complicado hablando de Xabi. Con el balón, Pep no se equivocaba. Al menos yo no lo recuerdo. Igual que Xavi, sólo que su rango de pase era infinitamente mayor. Bueno, su rango y su tipo, pues no ya por distancia; la capacidad de golpear la bola con rosca, seco, paralelo al césped, ampliamente bombeado y muchas maneras más hacían casi imposible para el rival defenderse de la circulación que generaba Guardiola. Siempre podía encontrar a un compañero.

    Sus errores con balón venían de sus pocas capacidades físicas de base. A veces, cuando el trabajo del rival era especialmente bueno sobre él, a veces, la perdía antes de dar un pase.

    Por cierto, Pep beneficia tu sistema defensivo cierto, pero por el simple hecho de que defiendes atacando, con la pelota y en la zona que deseas. Pero una vez se necesita que defiendas sin pelota y en una zona que no quieres, ahí Pep penalizaba mucho. Como hoy en día lo hace Xavi. Son estilos, al Dream Team le convenía infinitamente más defensivamente tener a Pep que a Redondo, pero en un equipo que juegue a otra cosa, Redondo era un baluarte defensivo más eficaz, porque en el duelo solía ganar.

    Mi mediocentro predilecto de todos los tiempos, el ejemplo casi perfecto de la posición, es F.C.Redondo. Lo disfruté mucho en directo en Tfe. donde ni por asomo era el jugador que llegó a ser; aunque le bastaba para hacerme babear ya de niño.

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  2. @Mencey

    Primero que todo, muchas gracias. Da bastante ánimo.

    Sobre lo de Banega, es más como el jugador de la escuela argentina que más me gusta desde Redondo. Lejos, incluso potencialmente, de Fernando, pero me gusta mucho Ever. Pero sí, su mención entre Redondos y Guardiolas canta como la de, por ejemplo, Milito en un artículo de Ronaldos y Romarios.

    Yo tengo que reconocer que, a pesar de que Pep toca más mi vena estílistica, Redondo también me parece mejor. Pep era muy Xavi en el sentido en que fuera del Barcelona muere. Con Capello no jugó, a pesar de ser buenísimo, precisamente por eso que comentas. Pep en el uno x uno era un jugador promedio, era en su capacidad para anticiparse al destino del balón y los rivales en lo que Pep sobresalía a la hora de defender. Nunca dejaba huecos libres, lo cual era una bendición para el Dream Team donde ninguno de los tres defensas habituales era defensor de formación. Xavi, por ejemplo, no tenía eso.

    Redondo tenía más recursos por conducción y físico. No era de lanzarte un pase de 50 metros, pero te recorría 30 y te limpiaba líneas de presión así. Dos estilos muy diferentes en quizá sus mejores exponentes.

    Nuevamente gracias por participar, siempre es agradable comentar lo que escribes!

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  3. No cree que se ha olvidado de un jugador llamado Busquets? Hoy en día (y en aquella época de 2010), el mejor centrocampista del mundo.

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  4. Solo dejaré un nombre y apellido. El mejor centrojas de la historia: Luka Modric

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