martes, 27 de septiembre de 2011

El gran día de Pep Guardiola

Veintitrés años atrás en el tiempo, un aún joven Johan Cruyff hacía presencia en el Mini-Estadi. Venía a ver a los futbolistas del filial blaugrana, buscando talento para adherir a su equipo, en una época dónde el frenesí de fichajes estaba coartado por la inexistencia de la ley Bosman. Como un flechazo, Johan fijó sus ojos en el niño flaco y débil que jugaba por la derecha y respondía al nombre de 'Pep'. Enseguida ordenó ponerlo de mediocentro único. La leyenda del '4' culé tuvo inicio y, dos temporadas luego, Guardiola asumiría como mediocentro del primer equipo.

El Cruyffismo dejó una huella imborrable e imperdible en la entidad. El cambio cultural, de identidad y de sentir el fútbol fue definitivo. Hoy el aficionado del Barça tiene los valores genéricos, porque el Dream Team es un equipo único, de aquel conjunto interiorizados como, quizás, no los tiene ningún otro club aficionado del planeta. Y eso no sólo se trasladó al aficionado. El proceso de formación de futbolistas en Can Barça sufrió el mismo proceso y, a partir de allí, los futbolistas de la Masía responden a un patrón específico, en especial aquellos que tienen la suerte de ser centrocampistas. El modelo del '4' rompió las fronteras de la posición, y se convirtió, no sólo en un concepto, sino en otro elemento de la identidad blaugrana.

Quitando el - gran - año de Robson, y la época oscura del Gaspartismo -Aunque bien se podrían contar-, desde el club se ha apostado por entrenadores que preservaran el modelo. Tras Cruyff, llegó Van Gaal y todos asistimos al equipo de Pep Guardiola (En el Dream Team aún no mandaba), ahora sí con el '4' en la espalda, y la cinta de capitán. El 'Noi de Santdepor' fue el primero de muchos, sí, pero también el símbolo del Barcelonismo y el heredero de la filosofía. Las diez temporadas que Guardiola dio lecciones de juego desde el círculo central del Camp Nou quedaron grabadas, a fuego, en la conciencia colectiva de una generación. No fue el mejor, pero era el más especial y era el nuestro.

Aún así, la marcha de Guardiola, conjunto al ascenso de Xavi Hernández y el Gaspartismo, significó un cambio en el paradigma. Xavi estaba llamado a suceder a Pep en la posición, allí se formó y allí jugó varios partidos, con éxtios y fracasos. Con Rijkaard en el banquillo, Xavi comenzó el proceso evolutivo del dorsal, al ocupar el interior diestro, en lugar del mediocentro, que fue ocupado mayoritariamente por Edmilson y Rafa Márquez. El éxito del movimiento no dio espacio para críticas de ninguna naturaleza. Con Rijkaard se volvió a conquistar la Champions League y se dieron los primeros pasos hacia la conquista del trono que hoy ocupa el Barça como coloso europeo. Sin embargo, aunque pagando el peaje de Touré, algunos nostálgicos suspirabamos cuando en sus momentos más románticos, a Frank se le daba por alinear a Iniesta de '4', el mismo Iniesta al que Pep había dado la bienvenida al primer equipo.

Entonces... Pasó. Guardiola llegó al banquillo y todos esperábamos la vuelta del '4', confiados en la influencia de Cruyff en su alumno más especial. Pero no fue. En su decisión más Cruyff, mas con claros antecedentes en Van Gaal, Pep se sacó de la chistera a Sergio Busquets. El hijo del ex-portero culé es un interior de formación, especialista en el apoyo, en la continuación y no en el mando. Técnico y filigranero, y con una buena lectura de la presión en campo contrario, Busquets, que no es ni mediocentro, ni es '4', se ganó un puesto en el equipo. Sus virtudes se adaptan como pelota al pie de Iniesta a las necesidades del equipo, y sus defectos, varios, son escondidos por el buen hacer del colectivo. En su afán supercompetitivo... Pep nos defraudaba.

En el camino ganaron casi todos los títulos, colectivos e individuales, se consagraron como el mejor Barcelona de la historia, y plantaron su firme candidatura a mejor equipo de la historia, pero nos faltaba algo, nos faltaban las dosis de cruyffismo, que nuestro sentir anhela, nos faltaba, por lo menos, el '4'. Tras tres temporadas, llegó, por fin, el gran día de Pep Guardiola, y en que, para goce nuestro, Pep se encontraba con Cruyff.


"Un día tú serás el '4' del Barcelona". Las categóricas y premonitorias palabras de Pep Guardiola se hicieron realidad hace poco más de un mes. Llegó Cesc y con él se completó el trío de mediocentros del filial. Xavi, del 80, Iniesta, del 84, Cesc del 87. Los tres mejores mediocampistas del mundo, y los tres ven lo mejor de sí partiendo de la base, y dominando en campo contrario. Lo fácil era hacer lo que hizo Luis, y darle a cada uno un rol armónico, sin solaparse y cada uno en lo suyo; Pero lo ambicioso, y no debe haber equipo más ambicioso que aquel que aspira a ser el mejor de toda la historia, era, no sólo volver al '4', como concepto y posición, sino hacer que el '4' fuesen todos.

Luego de un inicio quizá desconcertante, con el equipo jugando 3-4-3  un doble falso '9' formado por Cesc-Messi, la pareja más en forma del fútbol mundial. Personalmente pienso que el movimiento, más allá de tener continuidad puntual o no, buscó que Cesc ganase confianza en él mismo antes de enfrentarlo a la sombra de Xavi. Sea como sea, el de Arenys se adaptó ipso calcio, marcó goles, se ganó la afición y se puso a punto para la prueba definitiva que veríamos ante el Atlético.

El sábado presenciamos uno de los mejores partidos del Barça de Pep, y el más ambicioso a nivel fútbol de todos. Defensa de 3, Busquets flotando, rombo y dos extremos. La base era de todos y para todos, Cesc, Xavi, Thiago y Messi intercambiaban posiciones con naturalidad extrema, según las exigencias del balón y del partido. Tocaban las orillas para dar amplitud y crear superioridad por dentro, todos, de manera indistinta, mientras los extremos lanzaban el desmarque de ruptura para lograr profundidad. Partido excelso, fantástico y espectacular. Finalmente, para dar constancia de lo serio del discurso, ante los problemas que planteó el Atlético en la segunda mitad, Pep, en una decisión muy suya, inmediatamente metió a Piqué, sacó a Busquets, puso una línea de 4 y por delante se mantuvo la idea del rombo de posiciones ciertas y nombres inciertos... Ritmo y posición, que diría Cruyff.

Y aún falta Iniesta.

3 comentarios:

  1. El primer 4 de La Masía no fue Pep, fue Luis Milla, a quien el Flaco le buscó un aporte de talento que solo encontró cuando, entonces sí,vio a Pep

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  2. Fantástico!
    No sé si por decisión propia o quizás por indicación de Pep, pero tras la entrada de Puyol, cuando el 4 fueron todos, fue Thiago el preponderante en la posición, el que acumuló más minutos de 4. Luego Cesc

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  3. @ Anónimo

    Sí, claro, el primero que usa Cruyff es Milla; Sin embargo, se trata de un concepto diferente de futbolista, tanto así que Amor juega muchos partidos en la posición en detrimento de Luis.

    Por cierto, te invito a firmar tus comentarios con un nombre con el que te podamos identificar!

    @SimonBece

    Sí, interesante, pero no creo que sea para sacar conclusiones. Ya veremos como se desarrolla la idea en próximos encuentros. ;)

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