miércoles, 15 de junio de 2011

El padre olvidado

Por kj_vng


El Fútbol Total no se inventó en Holanda. Puede parecer una afirmación chocante, blasfema incluso. Pero lo cierto es que no fue neerlandés el primer equipo que aplicó los conceptos de control del espacio y universalidad del futbolista que definen esta forma de entender el juego. Cabe afirmar, pues, que ni el Ajax de Ámsterdam ni la Oranje de Cruyff y Michels hubiesen sido los mismos sin los decisivos ajustes que un equipo soviético empezó a probar y a sistematizar una década antes.

Hay que remontarse al Moscú de 1957 para encontrar las primeras piezas del rompecabezas. Un equipo segundón de la ciudad, el Torpedo FC, necesita encontrar un nuevo entrenador tras la marcha de Konstantin Beskov. La directiva se decide finalmente por Victor Maslov, ex futbolista de la casa, que ya había dirigido el equipo en dos etapas: una de tres años justo después de la Segunda Guerra Mundial, en la que fue finalista de Copa, y otra de año y medio poco después, en la que había logrado hacerse con el trofeo copero. El objetivo estaba claro: cumplir un antiguo sueño y conseguir por fin con el título de campeón de la Primera División Soviética.

En el primer año el Torpedo quedó subcampeón de la Liga y semifinalista de la Copa: dos campañas más tarde, en 1960, el equipo logró el “doblete”, ganando Copa y Liga. El antiguo sueño se cumplía. Cuando, al año siguiente, la escuadra moscovita quedó subcampeona de ambas competiciones, se hizo obvio que el equipo de Maslov tenía algo especial, y los grandes clubes de la época empezaron a “robar” los pequeños tesoros del Torpedo. Su técnico, al que todos llamaban “el abuelo” por su aspecto y su afabilidad, se marchó al SKA Rostov-na-Donu primero, y después, en un movimiento clave para la historia del fútbol soviético, al Dínamo de Kíev.

Será en el equipo ucraniano donde Maslov desplegará realmente sus ideas, que poco a poco había ido desarrollando en su periplo como entrenador. Su llegada al Dínamo, en 1964, marcó el declive de Moscú y el amanecer de Kíev como centro futbolístico de toda la Unión Soviética; gracias a sus contactos con el Partido Comunista, Maslov podía conseguir ventajas que le permitían atraer a los mejores jugadores de Ucrania… y aplicar con ellos su ideario futbolístico. Inicialmente, Maslov se dio cuenta de que el 4-2-4 dominante tenía una serie de desventajas graves, y resolvió retrasar los extremos y ponerlos en paralelo con los centrocampistas. Resultado de ello fue la invención del que seguramente sea el sistema más popular de todos los tiempos: el 4-4-2.

Esto debería ser más que suficiente para recordarle, pero en realidad Maslov no se quedó ahí. El técnico soviético renegaba del marcaje individual (para él, esta forma de defender “humillaba, insultaba y oprimía moralmente” a quienes debían realizarlo) y sobretodo consideraba que, mediante una buena organización, se podía disponer de superioridad numérica en cualquier sitio del campo. Maslov creía, en resumidas cuentas, en lo que Zezé Moreira había difundido con su Brasil en el Mundial’58: el marcaje zonal. A ello combinó algo que hasta la fecha no se había utilizado, posiblemente debido al desgaste físico y mental que requería: Maslov ordenó a sus futbolistas que fuesen constantemente a buscar el balón en vez de esperarlo, que actuasen de forma proactiva y no solo reactiva como hasta la fecha se había defendido.

Y así lo hicieron. Gracias sobretodo a la capacidad de un defensa reconvertido en centrocampista, Vasyl Turyanchyk, de salir y llevarse a sus compañeros hacia adelante (una especie de Franco Baresi de la época, por así decirlo), el Dínamo lograba aparecer, sin balón, como una escuadra omnipresente en el campo. El equipo transmitía una sensación de superioridad física y numérica en todas las zonas que apabullaba a los rivales. Si a ello se le suma la calidad en fase ofensiva de jugadores como Andriy Biba, considerado uno de los mejores futbolistas creativos que Ucrania haya producido jamás, se entiende por qué el periodista Arkady Galinskiy escribió sobre el Dínamo que eran “como dos equipos en uno: el primero defendía duro, enzarzándose en batallas de poder a poder si el rival así lo requería, mientras el segundo jugaba con el estilo técnico «sureño», pasándose el balón a un tempo arrítmico”.

Las innovaciones a nivel táctico del Dínamo rápidamente se tradujeron en éxitos, y el equipo se hizo con tres títulos ligueros de forma consecutiva, incluyendo un doblete con la Copa en 1966. Las novedades de Maslov no se quedaban ahí: József Szabó, jugador húngaro del Dínamo entre 1959 y 1969, ya apuntaba que “el 4-4-2 que había introducido el «abuelo» era sólo algo formal: durante el partido había un intercambio constante de posiciones, y un defensa podía subir a presionar sin problemas sabiendo que un delantero le cubriría la espalda”. Una definición que es perfectamente aplicable a lo que después sería el Fútbol Total holandés.

El genio de Maslov iba siempre más allá. Anticipándose a los tiempos que se acercaban, el entrenador ruso previó una tendencia que dura hasta nuestros días: la reducción del número de delanteros fijos en los esquemas. Maslov explicó una vez que “el fútbol es como un avión: como más aumenta su velocidad, más resistencia encuentra, y el morro debe ser cada vez más aerodinámico”. Traduciendo, como más rápido se juegue al balompié, menos delanteros necesitaremos: Maslov intuía ya en los sesenta el juego de transiciones y de sistemas con un solo punta que definen el fútbol competitivo de hoy.



Desgraciadamente, nunca sabremos hasta dónde hubiese llegado el Dínamo de haber seguido Maslov a su cargo: en 1970, debido a la marcha de muchos de sus jugadores al Mundial de México, el equipo de Kíev cayó a una desilusionante séptima plaza. Maslov, que había conseguido reemplazar los titulares por los jóvenes del segundo equipo durante la Copa Mundial de 1966, no fue capaz de lograrlo cuatro años más tarde, y eso le condenó. El fútbol competitivo exige resultados. Así, hacia el final de la temporada de 1970 se produjo lo que Mykhaylo Koman, ex futbolista del Dínamo y asistente de Maslov, considera uno de los episodios más vergonzosos de la historia del club: durante un viaje a Moscú para jugar contra el CSKA, a Maslov se le anunció en privado que no continuaría al frente del equipo. El ya ex-técnico presenció la derrota por 1-0 del equipo desde la grada, y al marcharse, el bus que llevaba la escuadra al aeropuerto para marcharse a Kíev simplemente dejó a Maslov en una parada de metro. “Si no lo hubiese visto yo mismo”, dijo Koman, “jamás hubiese creído que un gigante como Maslov pudiese llorar”.

2 comentarios:

  1. Excelente nota, un dato perdido en la inmensidad de la historia, que vale la pena conocer, muy bueno de verdad.

    Habría que investigarlo, pero la Hungría del 54 puede que sea una especie de prehistoria de ese fútbol también.

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  2. @ Matías Mosquera

    Muchas gracias. El artículo no está hecho por mi, sino por @Kj_vng. Hace parte de una serie de artículos sobre el origen y auge el "Totaalvoetball" en el que se describió el contexto histórico, y se analizaron tanto los dos equipos base del mundial, y sus dos jugadores insignia, como el partido de la final. Los links están recopilados acá:

    http://kundera-centrojas.blogspot.com/2011/06/hace-25-dias-el-fc-barcelona-de-pep.html

    Sobre Hungría del 54, puede ser, aunque personalmente creería que están más cerca de ser precedentes en muchas otras cosas, que en términos de presión.

    Un saludo.

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